Motivación

LA COLUMNA ETRUSCA es un blog en el que Venezia Lesseps reúne artículos literarios, ensayos y poemas de ella misma y de poetas amigos. Algunos de estos poetas, murieron hace años. Otros, hace siglos. Sin embargo, la mayoría viven, sienten, escriben y publican sus poemas. Se trata sobre todo de poetas vivos. Los mejores de la red sin duda (para V. Lesseps). Todos ellos, de alguna manera consagrados, con poéticas muy diversas, con inquietudes literarias diferentes, se han dado cita en el foro poético-literario Nueva Poesía del Siglo XXI y pertenen o han pertenecido al Grupo Poético EHEU!.

Esta es una antología de todos ellos.




ARTÍCULOS




A vueltas con la pausa versal




       Nota a mis lectores: a continuación os presento el siguiente artículo, tildado de “primario y chabacano”, por el representante de un foro “escuela” de poesía de Internet por el mero hecho de mantener criterios poéticos diferentes a la opinión del representante aludido que, dicho sea de paso, defiende la pausa versal como única “esencia y naturaleza del poema”. Por ello, se me “prohibió el paso” al foro en cuestión, es decir, se me banneó.
Juzgue el lector.

“... si fraccionáramos un recibo de la luz, a la manera de los versos, el resultado se podría llamar poema ...si compusiéramos versos con un texto cualquiera, una factura, un recibo, etc., podríamos obtener un poema. Esta deducción parte de que los versos lo son a pesar de su calidad.... Por lo tanto, si somos capaces de componer versos con el texto de un recibo de la luz, el resultado será un poema, puede ser un poema horripilante, pero será un poema...”

       Estas son frases textuales entresacadas de las opiniones escritas de tal representante y que dieron lugar a mi comentario en el citado foro y que ahora reproduzco a continuación:


ace algún tiempo, por esos foros de Dios se defendía y, por lo que leo, aún se sigue defendiendo, que el único “requisito” para escribir un poema era la existen-cia de la “pausa versal” (pausa a final del verso). Yo, como me sucedió entonces, sigo sin estar de acuerdo con esta afirmación. Apoyándome en la más exquisita libertad poética (que, por cierto, sólo encuentro en mi propio blog), quiero defender otro punto de vista. Así que en estas lineas que siguen voy a aclarar y tratar de fundamentar mis discrepancias. Te advierto, lector, que lo que sigue es un absoluto “ladrillo” sobre retórica poética...¡Allá tú, si sigues leyendo!
       Supongo que para entendernos todos, lo pri-mero que habría que hacer es definir el concepto de “poema”. Cosa que no es fácil. Por eso, recurriré a una definición neutra, la del DRAE: “Poema: obra poética normalmente en verso”. (Nótese el subrayado del adjetivo “poética”). Siendo importante la existencia de dicha “pausa versal” para poder entender este concepto, yo creo que a esa teoría que tan acaloradamente se defiende le falta al menos “un par de patas” para sostenerse.
       Como se dijo y escribió entonces, la teoría de la “pausa versal a machamartillo” como único “motor” del poema, nos llevaría a la absurdidad de convertir el listín telefónico o el recibo de la luz en un “poema”, como se viene admitiendo y alegremente aceptando por los defensores de esta teoría. Si es así, al albur de una pretendida “arquitectura de la página” resultará que si no se normaliza con los modernos métodos del “word” de nuestro ordenador el margen derecho de la pagina, todo lo que escribamos será “poema”, algo que se llega a afirmar hablando de “el Quijote”. Evidentemente, y a mi manera de ver las cosas, en esta “teoría” deben de faltar algunas y sobrar otras.
       Yo creo que todo esto gira alrededor de un estudio profundo de lo que llamamos “oralidad” de la escritura. La “oralidad” es lo que separa a la escritura de las otras bellas artes en las que la “plástica” no es el lenguaje o al menos, no es solamente el lenguaje. Y, concretamente, una profundización en el conocimiento de la oralidad de la poesía. Un tema en el que se ha gastado mucha tinta y no me cabe duda de que se seguirá gastando. Y es que es éste, precisamente, el intríngulis del asunto...
       La obligatoriedad de la “pausa versal” tanto en la declamación como en la lectura simple del poema y el hecho frecuente de que esta “pausa métrica” no coincida necesariamente con la na-tural “pausa sintáctica” lleva a lo que denomina-mos “segmentación o fragmentación del discurso” que es propio y característico de la poesía y que no existe, por cierto, en la prosa. Pero divinizar la pausa versal hasta convertirla en el único “motor” del poema, me parece, sinceramente, que es una exageración que nos lleva a lo del “listín tele-fónico”. Por tanto, algo más tiene que haber para llamarle a un escrito sincopado por pausas alea-torias, poema. Entre otras cosas, de lo se está hablando, es de la retórica del “encabalga-miento”, que aunque haya existido siempre es, ante todo, un recurso de la poesía moderna y del verso libre. La adecuación semántica e incluso sintáctica versal, que conocemos como esticomi-tia, aunque pueda existir y exista de hecho en el verso libre, ha desaparecido, en gran parte, en la poesía moderna y sobre todo en dicho verso libre e incluso, a veces, en el versículo.
       La “tipografía personalizada” del poema, (es decir, el corte Vd. por donde quiera) es una ca-racterística de este tipo de versos. Pero, además, el aditamento “no lingüístico” moderno de esta tipografía, como el visual, cinético, cromático y otros, no caben aquí y puesto que sólo pueden apreciarse en el poema “escrito” se escapan a la oralidad (tanto declamatoria como a la de la lectura íntima) y no estoy segura que tengan mucho que ver con la pausa versal.
       Obviando esta nueva recursiva poética y ciñéndonos exclusivamente al poema sin “efectos extralingüísticos” habría que considerar la proce-dencia o improcedencia estética del encabalga-miento como recurso estilístico y sobre todo su
valor estético y/o polisémico en relación con el aparente fracaso de la entonación que produce. Valor estético y/o polisémico que deben ser considerados a la hora de producirlo si no queremos convertirlo en puro artificio. Pero ese es otro tema que nos llevaría lejos. El encabalga-miento, cuya definición más consecuente es “el desajuste entre la pausa rítmica y la sintáctica”, buscado, como digo, frecuentemente por el verso-librismo aunque existiera y exista en todos los tipos de versificación, lo que pretende, en definitiva, es la desestructuración del canon, la fractura del discurso y más concretamente la fragmentación de la fluidez versal. ¿Cómo lo consigue? La moderna poesía en verso libre obvia el encabalgamiento clásico/lógico, sea del tipo “abrupto, suave, oracional, léxico o sirrémico, etc.” en favor de un “encabalgamiento quasi-continuo”. Es decir, opone la “entonación rítmi-ca” e incluso la “entonación lógico-semántica” a una entonación más próxima a una “entonación pseudocoloquial” o cercana a lo coloquial , alejada del ritmo acentual, melódico e incluso sintáctico, tratando de quebrar el “automatismo” de la lectura o recitación y proponiendo el “segmenta-rismo y fragmentación” como única pauta. Su principal mérito, quizá sea la “singularización” y refuerzo de ciertas frases que no existirían sin el encabalgamiento.
       O sea, el encabalgamiento quasi-continuo es parte de la retórica del verso libre. Pero en el verso libre, afortunadamente, hay otros usos retóricos.
       A mí me parece evidente que el listín telefónico (que presenta “pseudopausas versa-les”) no es un poema por mucho que se pretenda y creo que la falla de esta teoría es considerar únicamente el “formato” (es decir, la oralidad forzada por el autor o escritor) que se aprecia en la lectura simple, como definitorio de poema. El formato (o la forma) no deja de ser una parte de la estética y sólo eso. Y es por eso que podemos hablar también de “poema en prosa” (DRAE). Por tanto tiene que haber más.
       Conozco la inspirada frase de Gamoneda de que “forma y contenido son lo mismo en el poema”. O estética y esencia. Probablemente, Gamoneda esté en lo cierto, pero antes tenemos que escribir un poema para aplicarle este aserto.
       Se arguyó que la diferencia entre poema y prosa poética es precisamente la existencia de esa pausa versal. Pero ese argumento conlleva en si mismo la contradicción. Algo debe tener la “prosa poética” para no denominarla sencillamen-te “prosa”. Es ese “algo” el que hay que añadir a la “pausa versal” para escribir un poema. Si hemos de hacer caso al DRAE, hay que añadirle el contenido de ese adjetivo que el DRAE denomina “poética”. Y ese “algo” no es nada misterioso. Yo misma anoté hace tiempo que “ya es hora de separar a la poesía de su vieja raíz filosófica y casi-religiosa con que viene lastrada y reducirla al estudio del lenguaje”. Es decir, desentrañar las claves teóricas del lenguaje poético y en definitiva, aclarar definitivamente las claves retóricas de la poesía. Mientras no surja una teoría al respecto que resulte convincente...son imprescindibles, al menos, ciertas recurrencias fónicas, o semánticas y una cierta estructura sintáctica, además de otras cosas que no posee el “listín telefónico” para poderlo tildar de poema.
       Obviar toda retórica poética (o lenguaje poético) nos llevaría irremediablemente a la prosa por mucha “pausa versal” que utilicemos porque la “pausa versal”, como decimos (...y dice el DRAE...), no lo es todo y el “recibo de la luz” no es poema por mucha pausa versal que podamos encontrar en él. ¿Qué le falta a ese recibo para conseguirlo?...precisamente “la retórica poética” o el llamado lenguaje poético porque el del “recibo de la luz” es otro tipo de lenguaje al que viene llamándose “lenguaje técnico”, como éste que estoy utilizando yo en este escrito es “lenguaje metalingüístico”. Si a lo que nos referimos es a la coloquialidad y el prosaísmo como parte de la retórica poética del verso moderno, del versolibrismo, quiero recordar que también son retórica. Y una retórica estudiada y meditada hasta sus últimas consecuencias: frecuentemente una poesía de la transgresión, de lo cotidiano, con palabras “cotidianas” y un discurso “cercano” a la
coloquialidad. Lo que ha venido a llamarse “poesía de la mediocridad” y no tanto por la calidad del discurso sino por la búsqueda a todo trance de la banalidad del tema y cierta banalidad de la expresión poética que han preconizado ciertas escuelas. La otra falacia que se esgrimía para justificar “la poesía en el recibo de la luz” era considerarlo como poema pero con el epíteto de “mal poema”...Pero si la “pausa versal” lo es todo en el poema, (como afirma la teoría de la pausa versal), y por tanto justifica cualquier tipo de contenido o mensaje esencial en el mismo, (como asegura)...¿entonces, qué importa el con-tenido?...y si importa, eso conduce obligato-riamente a la existencia de un segundo “su-mando” para construir el poema: la “calidad retórica”. Yo creo que este último concepto, el de la “calidad retórica” y su confusión con el concepto de “calidad poética” es el que lleva a considerar “mal poema” lo que resulta ser un “no poema”. No voy a insistir en ese segundo sumando porque evidentemente yo opino que es el “lenguaje poético”.
       Concebido así, para que haya poema en verso, tienen que existir necesariamente al me-nos dos “sumandos”: pausa versal y lenguaje poético (poética, como dice el DRAE). Recapitulan-do, la pausa versal con una inadecuada o mala utilización de la retórica del mensaje dará como resultado un “mal poema”. Una adecuada retórica poética, sin pausa versal dará como resultado una “prosa poética o poema en prosa”. La pausa versal sin “contenido retórico poético alguno (ni bueno ni malo)” dará evidentemente un “no- poema”. Y yo me pregunto... ¿qué retórica poética podemos encontrar en el “recibo de la luz?. Sencillamente, lo que encontramos son pseudopausas versales con un lenguaje “técnico”.        Veamos este análisis a modo de ejemplo:

       Kilovatios contratados: 25
       Precio del kWh: 20 euros
       Potencia contratada: 50
       Consumo a cobrar: 500 euros.
       IVA aplicado 18.
       Total deducido de su c/c: 580 euros.


       …¿Es esto un poema?..., incluso, ¿un “mal poema”?. !Evidentemente...no, porque como dice el DRAE carece de cualquier contenido o lenguaje poético¡ Definitivamente, lo que propone el verso-librismo más rabioso es una crisis de la oralidad poética que debemos aceptar, pero tener claro que para que exista el poema, no basta sólo con la pausa versal. Es necesario un cierto “lenguaje poético”...cualquiera que éste sea. No sirve, por ejemplo, el “lenguaje técnico”. ¡el listín telefóni-co o el recibo de la luz...no son poemas!
       Y yo añado, finalmente, una tercera “pata”, más sutil y reconozco que más discutible y que tiene que ver con la calidad. Incluso usando pausa versal y un “cierto grado” de retórica del poe-ma...¿tendremos la certeza de que todo lo que se escribe en verso, con pretensión de poema, es un poema?. Dejo la pregunta abierta y que cada cual se la responda.
       En definitiva y concluyendo: la consecuencia moderna e inevitable del versolibrismo, es "la evolución desde el primitivo carácter oral de la poesía a su destino actual, la lectura privada y silenciosa...frecuentemente con una palpable recursiva “extralingúística”. De alguna manera esto conlleva a una cierta crisis de la oralidad y la consiguiente conversión de la poesía en un objeto destinado a la lectura privada y personal. Es decir, de alguna manera lleva a una cierta crisis de la pausa versal. O dicho de otro modo: cada día importa menos la pausa versal para ciertos poetas cuya producción es casi toda ella de “poesía en bloque” u otros formatos análogos. El versolibris-mo evoluciona definitivamente a nuevos formatos en los que importa menos la pausa versal. Por todo esto... ¿están justificadas afirmaciones tan rotundas y reduccionistas como las sostenidas por los defensores de la pausa versal como único motor del poema?
       Yo opino que no.
       Animo a quien desee dejar su opinión al respecto, lo haga aquí y anticipo que toda participación será publicada en este blog.
                                          Venezia Lesseps

COMENTARIO
A VUELTAS CON LA PAUSA VERSAL
Victor de Cerio


       Leo con fruición tu autorizada exposición sobre la pausa versal, estimada Venezia, y lo primero que me llama la atención es la curiosa “teoría”, que al parecer, circula por algún foro poético al uso, cuyo resumen es que “la pausa versal es el cuerpo y alma del poema”. He conocido esos espacios de Internet en que alguien se autoerige en jefe del lugar para investirse enseguida de la “autoridad” que necesita para convertir sus opiniones en teorías. Por eso, uno ya está acostumbrado a leer dislates y despropósitos en estos foros. Pero la teoría que motiva tu exposición es curiosa porque parece que se sustenta y se ofrece al aprendiz de poeta con solemnidad y alevosía (¡Oh amarga máscara amarilla,/ojos do luz siniestra brilla/y escenarios de pesadilla!). No puedo estar más de acuerdo con José Ángel Valente cuando habla en su poema “Arte de la poesía”:

              Implacable desprecio por el arte
              de la poesía como vómito inane
              del imberbe del alma
              que inflama su pasión desconsolada
              de vecinal nodriza con eólicas voces.
              Implacable desdén...
              por el viejo poeta que no sabe
              suicidarse a tiempo debajo de su mesa.


       ¡Ahora resulta que para el decimonónico, para el pajizo y el superfluo, el secreto del poema está en la pausa versal que, mire usted por donde, alegremente legitima como poema el listín telefónico o el recibo de la luz!
Dice el poeta dominicano José Alejandro Peña que “Un poema es un espacio en el tiempo de las palabras que no pueden las palabras ocupar por completo, un atentado contra el sentido que debe tener un poema para ser un poema y lograr que el atentado permanezca por cientos de años en la memoria del mundo como una bomba de tiempo que estallará al más leve respiro”. Esta exposición está más en la línea de la cuestión que dejas en el aire sobre si todo lo que se escribe en verso, con pretensión de poema, es o no un poema.
Tu alegato, Venecia, plenamente aclarado y justificado, será, sin embargo, una umbría luz para el ciego que se esfuerza en ver y para quien pontifica superficialmente sobre poesía. A éstos me permito aconsejarles una reflexión sobre la naturaleza humana: olvídense de las pausas y recréense con Hugo Hiriart en el enigma del soplo sutil.


COMENTARIO
A VUELTAS CON LA PAUSA VERSAL
Norberto de las Heras Peláez


       Conozco bien tus conocimientos sobre el tema, Venezia, y me resulta sorprendente e inaceptable que hayas sido baneada por expresar una opinión crítica a la expuesta por otro contertulio, sea cual fuere la "jefatura" que éste ostente en el foro al que te refieres. Yo siempre he creído que la finalidad de un foro de debate era la discusión poética bajo el dictamen de la razón, que no de la autoproclamada "autoridad". ¿Qué futuro ofrece un foro que no puede alimentarse del dinamismo que procura la enriquecedora discrepancia de los debates, que sólo aspira, por tanto, al monolítico dictamen impuesto, al seguidismo estéril de un pretendido líder "cargado de razón"?
       Me reservo para más adelante una entrada más extensa sobre el fondo del asunto y expreso aquí, por lo pronto, mi total rechazo a un foro de tales características. Te anticipo ya que tu diáfana exposición me convence completamente.Un abrazo, amiga.

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miércoles, 14 de marzo de 2012

A vueltas con la pausa versal

Si lo deseas, pudes dejar aquí tu comentario

miércoles, 14 de abril de 2010

La nueva poesía de evasión

       "El escapismo por el escapismo se ha instaurado en la literatura "coctelera", un "vertidodetodo", un batir y un servir; a poder ser frío.
       Un sabor de los de escupir, pero...pero...pero...que no se escupe y se traga apretando bien los párpados, por los mismo que se ha hecho buena la frase de González de que "quien no está en la guerra, no estará en la paz". Un "no entiendo un pijo de lo que me dice este tío, pero voy a disimular". El tío es el de la barra, el barman, el "escritor camarero" o el "camarero escritor"; el "sorprendedor". ¡Sorpréndenos con algo, escritor! ¡Prepáreme un batido camarero! Pero no me dé la fórmula completa, por favor. No me diga que lo que me está sirviendo contiene un poco de su propia orina,...
Tengo que suponer y supongo que no todo el mundo que anda por internet son preancianos, por muy espíritu joven que enarbolen como patética bandera. Tengo que suponer que no todo el mundo son guacamayas o loros perdidos de su jaula social, descolgados de la vida, colgajos de carne humana de la que todavía respira e incluso habla y escribe postales de navidad.
       Las nuevas torres de marfil semejan habitáculos de Residencias Murideros, con ventana al jardín. Ahora bien: sus habitantes—vivos, todavía, e incluso si ya estuviera muertos, pero la ciencia forense no hubiera llegado a estudiar el fenómeno de ese nuevo pasito hacia delante—tienen todo el derecho a comportarse como se comportan. Y tienen todo el derecho a reconocerse entre sí y a buscar espacios comunes de encuentro de almas en cuerpo. Pero lo que no tienen derecho es a joder a los vivos. No: a eso no tienen derecho.
       No tienen derecho a "aparecérsete" y a obligarte a blafemar:
       —¡Joder! ¡Otra vez este alma en pena!
       No, queridos poetas. Escriban a la tierra, que muy
raro sería que llegaran a encontrar ni un solo palmo donde no pudieran depositar un folio con su poema es-crito, sin que tal palmo no fuera depositario del reci-piente inicial del alma vagabunda que espera su poema.
       A la tierra, poetas, a la tierra. Que se pueda entrar en internet sin impregnarse de la desazón de estar entrando en un cementerio, en una Residencia Pudridero.
       Parece ser que de lo que adolece la prosa (,,,"y también la poesía"...) actual es de un exceso de pretendido lirísmo, que a falta de entidad como tal se suple amontonando adjetivos calificativos. Esto implica que el escritor ya te está usurpando tu función de lector. Ya te está masticando lo que tú has de comer, ya te está llamado bello a un atardecer, usurpando el inalienable derecho a que tú lo puedas calificar como bello en función de la descriptiva que el escritor te haga del tal atardecer. Y también parece que los pretendidos aspirantes a escritores no sepan hacer un mínimo ejercicio de descriptiva sin adornarlo de juicios subjetivos.
       Cuando se le pide a un pupilo que te decriba el porqué le gusta su casa, no te describe su casa: te cuenta el porqué se encuentra bien en su casa. Su casa es bonita porque tiene una mesa de castaño, sobre cuya superficie es una delicia partir el pan tierno. Y entonces, el lector, el "manuel", va y dice: "oiga, espere: dígame que su casa tiene una mesa de castaño y déjeme la libertad de poder imaginarme yo qué cosas buenas se pueden hacer sobre una superficie de una mesa de castaño, incluida, si es el caso, el poder follar al modo comúnmente llamado de "al canto de la mesa".
       Total: que voy a volver a dejar de leer, con lo cual no estoy diciendo que me voy a comprar una mesa de castaño, porque, entre otras cosas, ya no tengo edad."



Manuel
http://letrasyalgomas.foroes.net/textos-literarios-cientificosperiodisticos-etc-f6/la-nueva-poesia-de-evasion-t9225.htm

domingo, 5 de julio de 2009

POEMAS


La pasión vacía




El que fuera, en lo oscuro
de la melancolía
te aguarda, ese que aguarda
cabalgado el vacío asfaltado,

el que viaja en la diáfana
bóveda acristalada
de esta noche contigo,
hirió tu corazón.

Y tus heridas sangran
un dulce vino rojo
sobre las autopistas

y tu dices, amor:
¿dónde vamos ahora
con la pasión vacía?



Venezia Lesseps

Tiempo y orto de ayer







Hubo un tiempo de luz. En la bahía
de tu piel de cereza fueron olas
mis manos incesantes, banderolas
orlando en impaciencia el mediodía.

A solas de los dos, fue tuya y mía
-ya en rubores el sol rolando a solas-
la trenza de mejillas y amapolas
con que se ungió el amor. Y amanecía.

Tiempo y orto de ayer. Memoria y llama
hortelanos son hoy de la indulgencia
en el llanto de ser que oscuro clama

por poblar tanta noche, tanta ausencia.
Sed de ti requiriendo a cielo abierto
copos de tu rumor por mi desierto.



Felipe Fuentes García

lunes, 18 de mayo de 2009

Releo serenamente el mar







Releo serenamente el mar
que pasa página:
la tarde es un clamor incandescente
que espira contra mi
como un hálito
de la noche que llega.

Solos,
tu ausencia y yo y el efímero grito de la ola
que inquiere del paisaje una respuesta
que nunca llegará.
Si efímero es el grito que se muere
desarraigado entre el llanto y la espera,
inquietante es la espera
del grito que no grita,
y la palabra que nunca se pronuncia
porque terminarán viviendo de esa herida.

Y el tiempo es un perfil anestesiado
que percibe mi voz
y se pregunta:
cómo callar entonces,
cómo no desandar ese camino
que me anuda al silencio.

Venezia Lesseps


jueves, 23 de abril de 2009

Dedicatoria

Dedicado a D.P.A...al otro lado


Brindis por la ola
felicidad! Por ti
gran ciervo blanco que te derramas
sobre los acantilados de la noche.
Por ti , celeste pájaro de la noche
-mitad ala de ángel-
que recorres
el anémico cielo nocturno
sobre el brillo acerado del mar.
Brindo por ti y por ti:
pequeño querube de las aguas
del cielo estrellado
que en esta noche
has herido mis manos y
despertado mi corazón hiperestésico.
Brindis por la ola felicidad
de esta noche estrellada
que me entrega al milagro
de la nocturnidad
y de la negritud.

***

Oh noche, desciende ya
de tu ebúrneo bajel
a estas aguas
y sumérgeme en la inmensidad
del azul.
Cómo será el después
cuando el índigo
sepulte para siempre mis manos,
Cómo será tan acerbo el recuerdo
cuando el mar sepulte mis manos
para siempre
tan lejos de las tuyas.
Como será triste el recuerdo
cuando los alargados brazos
de las algas enlacen mi cintura…
y en danza los delfines
florezcan sobre el mar.

***

Cómo será así el reencuentro
en el cielo estrellado, pequeño ángel
del cielo, corazón mío.


Venezia Lesseps


martes, 28 de octubre de 2008

In memoriam





(A D.P.P. en ausencia)

 "La vida era una ausencia inagotable,
un laberinto de serpientes grises,
un pantano de rosas tenebrosas"

J.E.Cirlot

“Cuando fuiste mi fuerza, fui la fuerza.
Lamento fui
con lágrimas de sal en mis costuras
cuando fuiste mi pena”

V. Lesseps


La muerte en el cristal de tu hermosura:
un presagio de cera que conmueve
creciendo ante mis ojos hasta siempre


Buscaré entre los lirios del silencio
azulada tu voz.
Buscaré entre las luces
de la nube
que brillan a la altura de tu rostro:
¡Aquí estoy, me hago eterna
inquiriendo tu hermosura de árbol seco¡

Tu muerte es un cristal de crisantemos
que se quiebra en la luz de tu mirada,
un lamento de hielo la atraviesa


Buscaré entre los campos y los signos
tu llama –estérilmente- que se oculta
en el fondo del ojo de los tiempos.
¡Allí estoy,
en el temblor del verde
a través de los valles y los valles!

Tu muerte es un calvario horizontal
que guarda tu hermosura:
la vertical del cielo te divide


Buscaré por los siglos de los siglos
en el umbral de fuego de la noche
tu luz imperdurable
en el bosque, en el signo o en la runa
que anuncia tu presagio.

Tu muerte en el cristal de tu hermosura
es un óvalo de cera que conmueve
creciendo ante mis ojos hasta nunca


La voz no quiebra
el cristal de desierto que traspasa tu boca:
-la flecha del destino-
¡Manda tu voz:
un grito que destierre
la sombra de tus ojos!

Tu muerte es un perfil anestesiado,
una bóveda de fúnebres cristales
en que se muere todo.


Venezia Lesseps


viernes, 1 de agosto de 2008

La casa vacía





Como se abraza un árbol a la vida
cuando, engolfado, el vendaval arrecia,
como el surco en barbecho permanece
aguardando a la siembra sin un fruto,
así tu sombra errante por la casa
reclama de las horas adormidas
el gozo del abrazo de los tuyos.

Desierto en ti, con ademán de espera,
en un trasunto ciego de la sangre
remueves los objetos por el cuarto
-para que tengan vida- dices. Es
el oscuro rigor de la distancia,
el dolor que se encastra en las paredes
como el humo de un tiempo sin sentido.

La tarde vela aún el robledal
y la luz (sólo un rastro) que se asoma
al telefono sordo, lentamente,
conduce a los postigos de la noche
con su mudez tan negra.
Y te desatas,
desnudo, entre la huera turbamulta
a tomar posesión de tus fantasmas.


Felipe Fuentes García


miércoles, 2 de julio de 2008

Brumas de algodón





Adrián Pérez Castillo

La lluvia de la celebración




Las hojas se reflejan en los ojos de los días de lluvia
como una danza de líquenes hambrientos.
No rozan el silencio de esa herida
del pájaro silvestre
ni esa viscosidad sobre los pantanales.

Para los gozos,
(para la oferta de la celebración,
para el sediento día del cortejo)

suenan en las corrientes los ecos de la fertilidad.


Pero en mis muros
duele el silencio
como en los años de las adversidades.

V

La tormenta ha dejado pequeñas oquedades
que brillan en la piedra,
(lucernas diminutas
para los días de los alumbramientos)

un obsequio a la madre que entrega la piedad
de sus hijos nonatos...:
la guirnalda mas bella, los deseos del cuando,
y el roce minutísimo de la contrariedad.

Para los días de esta celebración
pongo un altar con ramos de manos inmoladas.


VIII

Han brotado los líquenes y el ocre
se apodera del pie de las estatuas.


Con esa indiferencia de los desheredados
marchan mis pasos por la diurnidad
-por las altas veredas de la misericordia-
por el alto sendero de los olmos
que conduce a la ciénaga de la melancolía.

Ya no será este año
el año de la luz
ni un tiempo para la felicidad.
Junto a los límites de esa mansedumbre
cruza la niebla más inoportuna

II

Oigo el tenue trabajo del rizoma
que taladra la tierra,
el anhelo disperso que sustenta
la querella de la germinación.
-La lucha temblorosa de la fragilidad-
Sé que es la tierra,
un pecio soterrado
bajo un sediento mar de rascacielos.
La mineralidad más ambiciosa
en la liturgia de las solemnidades.


En ella busco en vano
el incierto presagio
de la inmortalidad.

XI

(Las pequeñas palomas no anidan en los sauces
ni en los cauces del viento
porque el tiempo es un halcón desesperado
en el que habita
la verticalidad más perdurable)


X

Se hace inmortal el tiempo de la herida
de las vírgenes negras cuando buscan
a sus hijos perdidos,
-una necesidad para la indecisión
del útero no grávido-
Como en los días de las inundaciones
será su olvido una sábana blanca.
Una coraza para la eternidad.



XIII

Al latir de la lluvia
con un temblor de llanto
nacen tibias estrellas sobre los humedales


Pero el agua en la tierra
se desliza
por el desfiladero de ese tiempo
que conduce a la liturgia de las catedrales.
-Al eco tembloroso
de las oscuras oquedades del destino-

Al rito extinto de la transparencia.

Como en este misterio de la arquitectura
busco en las fuentes el motivo
para la indagación de toda epifanía.
-Recelosa,
salgo al instante de la temeridad-


XVIII

A la arena
la tormenta ha traído guijarros corroídos,
delantales de niña y cadáveres
de pájaros extintos
(oscuros sedimentos de civilización) :
el dolor de la plétora imprevista,
los deshechos del tiempo de bonanza
como presagio inútil
hacia el hallazgo de mi resignación.

XXI

La correría ociosa de los manantiales
no se estanca en los puentes
ni en la ambición del bosque.
Con el murmullo de la desolación
una serpiente blanca
corre el paisaje
como una vena o llanto.
-Es el tiempo que fluye como esa indecisión
de los desesperados-

Para la ceremonia de mi angustia
su luz brilla en la noche
como en un mirlo negro.

XXX

Después el tiempo cruje como un armario viejo.
Con la temeridad de las solemnidades
surgen grutas en grietas imposibles
en el grito de la celebración.

Porque es el tiempo un tronco deshojado
del árbol de la vida,
un alarde infecundo que se adentra
en esa impunidad de lo imprevisto.
Un toro con la sangre vertida
sobre los arenales de un imposible ruedo
que lidian los presagios.
Una oración prendida en sus cantiles
que destila perdón,
misericordia,
o llanto.

También el hombre necesita piedad.

Venezia


Oración para una madre





Gracias diosa mía, por sentirte.
Gracias por no haberme creado como a los demás:
insensibles, tozudos, ostentosos asexuados
e ignorantes como perros.

Gracias por haberme formado
a tu imagen y semejanza.
Odio a Wolfe y a Carver
madre, lo juro.
seguí tus enseñanzas.
Las seguí, lo juro
odio a Wolfe y a Bukowski.
Por qué me rechazas entonces,
madre.


Madre, te amo.
Te amo, madre.

Ya somos una muchedumbre.
¡Me cuesta tanto olvidarte¡
“Allo, allo maman, bobo,
maman comment tu m´a fait j´suis pas belle »*

Madre, viví en Clitemnestra
y ahora soy Orestes, madre.

No puedo olvidarte,
olvidé quien soy,
Madre, por qué me creaste así.

Somos muchedumbre
los paridos por tu útero bendecido.

Madre, soy así.

Lo intento, madre.

¡Pero me cuesta tanto olvidarte¡


Venezia Lesseps


sábado, 21 de junio de 2008

Ardua noche






Felipe Fuentes García

lunes, 25 de febrero de 2008

...et si tu n'existais pas...







Et si tu n'existais pas,
dis-moi pourquoi j'existerais.
Pour traîner dans un monde sans toi
sans espoir et sans regret?
Et si tu n'existais pas,
j'essaierais d'inventer l'amour,
comme un peintre qui voit sous ses doigts
naître les couleurs du jour
et qui n'en revient pas.
Et si tu n'existais pas,
dis-moi pour qui j'existerais.
Des passantes endormies
dans mes bras que je n'aimerais jamais ?
Et si tu n'existais pas,
je ne serais qu'un point de plus
dans ce monde qui vient et qui va,
je me sentirais perdu,
j'aurais besoin de toi.
Et si tu n'existais pas,
dis-moi comment j'existerais.
Je pourrais faire semblant d'être moi
mais je ne serais pas vrai.
Et si tu n'existais pas,
je crois que je l'aurais trouvé,
le secret de la vie,
le pourquoi,
simplement pour te créer
et pour te regarder.

Joe Dassin

miércoles, 23 de enero de 2008

Fábula del caballo alado.





Dedicado a la niña Marie Auchamp
“Dicen que murió un caballo…”
Blanca Andreu.


No conoció jinete.

Cuentan que nunca supo volver a sus rehalas
y que sentía pánico en las furtivas salas
de la noche y el viento ondulaba sus crines
cuando en la amanecida rugían los clarines
del viento y la tormenta. Que era como un juglar,
y que había brotado desde el fondo del mar
y en las noches de mayo llenaba los bajíos
para bañar su cuerpo en los mares vacíos
de la noche y su cuerpo era dorado y blando,
eran su hermosa testa y sus crines volando
como una estatua clásica, como estampa latina
una estatua de armiño de una blancura equina
y dulce.

Y que a veces bebía de las fuentes
en los meses de mayo un fuerte vino verde
y oscuro como sangre verde. Y caminaba
por los acantilados para encontrar el mar.

Y que aprendió a volar.
Dicen que tuvo alas
una vez, que batía, el viento con sus alas
nocturnas y secaba con sus ojos de fuego
-negros sus ojos en los que transitaba un ruego-
toda su lágrima en las noches de luna llena.
Gemía soledades enhebradas de penas

y en las noches de viento rojo y bronco llevaba
sus gemidos al viento porque solo añoraba
la vida, y perseguía regresar a su hogar.
Y con sus alas blancas atravesaba el mar
de los álamos, muy por encima de los bosques
más allá del añil.

Y en la plata del cielo sufría su infortunio
cuando la luna oculta llora su plenilunio.
Y una noche de Abril ya no lo vieron más.

Y dicen que quizás
en su crines blanquísimas hoy lucen las estrellas
salpicadas y tibias y que dejó su estela
de polvo nacarado en la tierra, al ocaso
-blanquísimo su cuerpo como alma de pegaso-
en las noches de abril
brillando sobre el mar.


Venezia 2005

domingo, 17 de junio de 2007

Mírame viajero






“Soles distintos te adoraron,
maduraron tu piel,
fueron dejando
seco tu corazón”.

José Hierro



Mírame viajero:
se deshizo mi clámide
y mi túnica yace en la ceniza.
Por mi bosque de cedros han cruzado los siglos
y descansan palomas en mi hombro.

Mas
mi desnudez te dice que un día yo viví
y que fueron mis sueños los de un ángel.

Caminante,
apiádate de mí,
recórreme en mis ruinas de arenisca,
pisa sobre la hierba mi dorado cabello
y a la sombra del bosque
-si arden fuegos azules todavía-
recuérdame que un día
tuve sueños.
Me olvidaron los hombres
y ahora
sobre el mármol de mi corazón
las aves se disputan mi piel,
deshacen mi armadura.

Acércate
a la obsidiana de mis labios,
no temas, no hay distancias aquí
más allá de la bruma de mis ojos, cegados
por el río de fuego de un llanto inmemorial.

Viajero, si no puedo ser tú,
mírame con piedad
y dile a este silencio
que me siento cansada de estar muerta.



Venezia Lesseps

jueves, 7 de junio de 2007

Un peldaño tras otro



Un peldaño tras otro
la luz desciende lentamente
por la alta balaustrada de la tarde:
vienes a mí como un corcel cautivo

como un corcel al viento de la tarde
vienes, como un mágico cántico
coronando el perfume de las flores silvestres
y de las madreselvas.

Y yo, que espero en la nostalgia espesa
de mi cuarto burgués: sobre un jarrón
de flores marchitadas la marina del fondo,

el canapé de raso, la ventana entreabierta
que mira a la bulevar y mis recuerdos
enredados entre papel y versos … y un teléfono sordo.




Venezia

El "vínculo" y la epistemología de la erótica




Querida amiga:
Aunque con algo de retraso, contesto a tu amable carta.
Al hilo de los acontecimientos y parafraseando a Giacomo da Philippo, que últimamente está prácticamente “missing” tengo que decirte, que para llegar lejos en cualquier actividad humana…esto es lo que en el siglo XV aconsejaba Niccolò di Bernardi dei Machiavelli: …”cuando se trata…de juzgar el interior de los hombres”… “lo que importa es allanar todas las dificultades para mantener la autoridad; y los medios, sean los que fueren, parecerán siempre honrosos y no faltará quien los alabe. Este mundo se compone de vulgo, el cual se lleva de la apariencia, y sólo atiende al éxito” y “el corto número de los que tienen un ingenio perspicaz no declara lo que percibe”
        Conocido aquí, y me refiero a España, más y mejor como Nicolás Maquiavelo que por su propia onomástica italiana, Machiavelli dedicó “El Príncipe” al duque Lorenzo de Urbino, como correspondía a aquella época cuajada de lameplatos o cepillatrajes y mecenas de pacotilla o mecenazgos de alcurnia que también los hubo. Sin embargo Maquiavelo, aparentemente bien conocido por los lectores del presente, ha sido tratado por la historia como un intrigante molesto para el poder, al que de alguna manera pervierte o descompone. Hoy por hoy la pregunta pertinente sería .¿Es realmente Maquiavelo un escritor renacentista conocido más allá de la anécdota?... o ¡tal vez el uso coloquial del adjetivo "maquiávelico" y el sustantivo "maquiavelismo" han terminado por destruir de alguna manera la verdadera esencia de su pensamiento!Claro que llegados al día de hoy, para el lector impenitente, no es lo mismo conocer a Maquiavelo pongo por caso, a través de la pluma y la sensibilidad poética de la aragonesa Magdalena Losada y sus “Criaturas Saturnianas” que por el “breve” que el Santo Oficio Romano dedicó a nuestro autor en 1559.
        Y es que por lo demás, el bueno de Maquiavelo, a fuer de un buen heterodoxo, fue un notable y seductor poeta que escribió poemas que escandalizaron a media Italia, haciendo a través de sus "coloquiales" versos, "inocentes" propuestas a las pacatas damas florentinas de la época. ¡Vamos, supuestamente y salvando las oportunas diferencias, algo así como un conspicuo representante del “neorrealismo”, "sucismo" o “realismo sucio” del siglo XVI a lo Raymond Carver!... Nada que ver, por supuesto, con el “realismo sucio” patrio y sus más notables cultivadores, el señor Roger Wolfe y el señor Karmelo Iribarren.
        Me dirás que se me ve como muy “out” con estas opiniones…¡y que como que nó!. Pero mujer, tú sabes que yo siempre busco la pertinencia a machamartillo –incluso a veces a contrapelo- y procuro no perderme por los vericuetos de la estética, y lo de las “margaritas” y lo de las “preceptivas” y demás “solfas”al uso, así que te pido mil perdones y ya veré de ser menos clásica y más literaria en otra ocasión.
        Creo querida, que Maquiavelo se refería obviamente al “poder político” pero presumo que su “Principe”, al día de hoy retrata mejor al trepa de oficina de "funcionariado", conocido como chupatintas, pelotas, robasillas o cuelgamedallas, que al doliente político de turno (advierto que esto es sólo un ejemplo para standarizar). Y al plumilla y a toda esa laya de asimilados de todo pelaje que pululan por doquier, también. Y al decir doquier, quiero decir donde quiera (para los avisados). Y cuando Maquiavelo refiere: “…este mundo se compone de vulgo… y sólo atiende al éxito…” añado yo: -al aparente éxito de este mundo de prisa y dorado cuché y cartoné, o sea, al éxito espurio y torpe de algún mandamás de lo que sea, que el caso es “mandar”, aunque ese/a mandamás se vea más bien venido a menos, si es que alguna vez lo estuvo a más-
        Y es que ahora se reclama que la desmedida afición o apego a esa dorada virtud, la del poder, termina convirtiéndose frecuentemente en un desorden interno más cercano a la epistemología de “la erótica” (y perdona que me ponga trascendente ahora, aunque lo del sexo sea intrascendente) que al de la exuberante emotividad de la soberbia o de la avaricia, que de todo hay. Nota, querida, que no hago mención de su calidad ética o moral, es decir, no los añado al repleto registro de pecados capitales, ni virtudes teologales de la cosa, sino únicamente a la nómina de pésimas cualidades humanas. La tan manida frase: “la erótica del poder”, obtiene entonces todo el rédito de su tan traído y llevado significado. Pues eso amiga. Yo creo que el “tocar poder” tiene todos los aditamentos no digo ya de un buen reclamo erótico, que sí; y si yo fuera más moderna diría que de un “buen orgasmo” porque por si no lo habías sospechado ya desde el principio, te advierto que me estoy refiriendo al “poder real”, sin especificar sexos... (O como se dice ahora "géneros" tratando deliberadamente de confundir la genitalidad con la gramática)
        Claro que una no es nada original, que eso ya lo sabes tú y no es necesario que me lo recuerdes, maja, y esta idea de que el poder está más cercano a la erótica y al erotismo que a cualquier otra emoción humana ya entre otros lo postuló (perdona el verbazo) nada menos que el anatematizado Giordano Bruno -otro heterodoxo- (¡anatema sit!...o como se decía entonces "¡permita dios que se le caigan los ojos!"). Tratándose de Renacimiento, -y otras cosas- no hay como los italianos, querida. O eso dicen.
        Pues es el caso que G. Bruno, en su “de Vinculis in genere” (laxamente traducido por “de los Vínculos en general”) dice que el desmedido afán de liderazgo, que no deja de ser sino una perversión del poder, es eso -ni más ni menos; un sustituto del placer erótico- ¡Vamos, pura feromona, que fuerte!Te lo aclaro: Le Bon ya lo sospechaba cuando escribió “Psicología de las masas” y Freud “Psicología de las masas y análisis del yo” pero G. Bruno da las pautas para el manejo o manipulación (vínculum) eficaz del grupo humano quinientos años antes de que teorizaran estos escritores. ¡Qué puntazo, amiga!Esto dice el profesor Culianu de la filosofía de G. Bruno:…” El hombre creado por la naturaleza como un ser que "desea" e intenta hallar satisfacción y completitud fuera de sí mismo, está en el centro de la obra de Giordano Bruno. El deseo humano es de naturaleza conectiva, busca la unión, es por lo tanto primariamente erótico -en el significado más espiritual y abarcador de la palabra- y puede abarcar tanto los elementos instintivos como las contemplaciones místicas”…
        La idea bruniana postula el crear la ilusión en la masa o grupo, de que el líder ofrece total y desinteresadamente la “unicuique suum” de Justiniano, o sea “lo que a él le corresponde, lo que merece”. (O como diría un castizo…” ¡lo que me corresponda, porque yo lo valgo!”) difícil y sutil operación que requiere conectar -o aparentar conectar- con los deseos del manipulado y “vincularlo” al grupo. Esta ilusión debe ser perfecta. La devoción por el líder (devotio magistri) debe resultar -o aparentar ser- individualmente placentera y gratificante para el devoto.
        Y sigue comentando Giordano Bruno en su “de Vinculis in genere”:«Todos los afectos y “vínculos de la voluntad” se reducen y se refieren a dos: la repugnancia y el deseo, o el odio y el amor. Sin embargo, el odio se reduce él mismo al amor, y por ello resulta que el único vínculo de voluntad es el eros. Está demostrado que todos los otros afectos que una persona puede sentir sólo son, tanto formalmente como fundamental y originalmente, amor. Por ejemplo, la envidia es amor de alguien por sí mismo, y no soporta ni la superioridad ni la igualdad del otro; el mismo principio se aplica a la emulación. La indignación es amor por la virtud [ ... ]; el pudor y el miedo… no son más que amor por la honestidad y por lo que da miedo” y lo mismo “se puede decir…para los otros afectos”
        Querida amiga.
        Finalizo. ¡Que más decirte! Que espero haberte ayudado en esa tu interminable y creo que inútil búsqueda de “lo absoluto” – o como tu dices, de La Verdad-. Visto lo visto, querida, y después de todo lo dicho, lo que creo es que la libertad individual, no es un don gratuito, es un privilegio de una inteligencia superior. Estoy segura que tú y yo seguiremos tan asilvestradas e indómitas como el “correcaminos” o el "martínpescador". La libertad y la imaginación al poder, ¿no era ese grito… amiga? De todos modos, y coincido contigo, tengo la absoluta seguridad de que tanto Maquievelo como Bruno inventaron sus repectivas fórmulas para el "poder-poder" nada que ver con su aplicación a las "actuales chapuzas de poca monta" Dejemos en paz la filosofía del “tottus tuus” y otro día discutiremos de la esencia íntima del “tottum revolutum”…si llega a merecer la pena, claro.
Un abrazo y hasta la próxima.
Venezia Lesseps
Nota. Foto del encabezamiento: Giordano Bruno

lunes, 28 de mayo de 2007

Metamorfosis





Sabes:
me gusta el negro porque es como
el nacer de la luz pluma de mirlo,
como la estilizada
liturgia de una cuarentena medieval.

“Amor, te quedaba tan bien cantar,
cantar
en la polifonía de las horas
mientras que mi mirada
estudiaba la piel de tus zapatos”

Me gusta el negro, amor,
el color ciego
de la noche ceñida como luz de crisálida
porque es como la luz de abajo a arriba
como la luz envés de mediodía
que pregunta hasta el cuándo
de una resurrección.
¡Pero que importa
martirizar nuestras sentidos
si los abrazos son tan frágiles
como alones de tórtola!

Y el negro de la escala musical
que sostiene clavado al pentagrama
las alas de los cuervos
en su vuelo nocturno de deseo
lascivo me gusta amor
y el elegante techo de la Royal Ascot:
y olvidarme de ti.



Venezia


jueves, 17 de mayo de 2007

Nefelibata






“…esas flores, pedazos de tu cuerpo…”
Ana Rossetti

Con la pureza de un hexámetro jónico
con la épica pureza
de un hexámetro, llegaste así:
la alcoba perfumada, olor a sándalo
del Yemen, de perfumes orientales
henchido, con el dulce aroma de tu
cuerpo, con un olor a madreselva
salvaje
y almizclada.

Y en tu torso, -luz ébano de Nubia-,
como esplendente ébano de Nubia
una saeta en el envés de un arco
cóncavo y tenso
tu torso
como ábside
de una noche oriental


Y los pedipalpos de la araña del techo
destellando en mis ojos su venero
de luz.


Venezia


The War Lord

The War Lord
"Este sonido triste que solloza es mi espada romántica que piensa. Mi corazón oscuro la acompaña" ("Rósemary" Bronwyn)- J.E. Cirlot

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